Escribo esta carta con el corazón destrozado. He pecado gravemente contra el Señor, contra mi esposa, mi familia y contra innumerables de ustedes al tener una relación pecaminosa con una mujer que no es mi esposa. Estoy profundamente quebrantado por haber traicionado y engañado a mi esposa, haber devastado a mis hijos, haber traído vergüenza al nombre de Cristo, oprobio a su iglesia y haber perjudicado a muchos ministerios. Quizás se pregunten por qué he permanecido en silencio y en gran medida invisible desde que se conoció mi pecado. He necesitado tiempo para examinar mi propia alma y determinar si mi arrepentimiento es real. Soy el único responsable de mi pecado. He confesado mi pecado al Señor, a mi esposa y a mi familia, y me he arrepentido. He pasado los últimos meses examinando mi corazón para descubrir las raíces de mi pecado y mortificarlas por la gracia de Dios. Odio mi pecado, lloro por él y me he apartado de él. Mi pecado tiene enormes consecuencias, y viviré con ellas por el resto de mi vida. A lo largo de los años, muchos han recurrido a mí en busca de guía espiritual, y les he fallado. Les pido perdón. He estado recibiendo terapia intensiva durante los últimos cinco meses para afrontar las difíciles preguntas que necesito abordar. He lidiado con problemas de pecado que han quedado dolorosamente expuestos en mi corazón. Me he sometido semanalmente a rendir cuentas a dos pastores y a los ancianos de una congregación local, quienes han pastoreado mi alma. También estoy bajo la supervisión de un equipo de rendición de cuentas que supervisa mi progreso y me brinda sabios consejos para las decisiones que debo tomar. Estoy creciendo en la gracia, leyendo y absorbiendo la Palabra de Dios, poniéndola en práctica, orando y reuniéndome con otros creyentes. Estoy involucrado en la vida de la iglesia, asistiendo y participando en las reuniones de oración, la escuela dominical, el servicio de adoración y tomando la Santa Cena semanalmente. Recibo la Palabra en el estudio bíblico de mitad de semana. Por favor, oren por mi crecimiento espiritual en la semejanza de Cristo mientras lo sigo momento a momento durante esta etapa de recuperación. Agradezco la gracia inmerecida de Dios en el evangelio por extenderme su perdón total. Nuevamente, les pido perdón. Mientras sigo con el arduo trabajo de arrepentimiento profundo, no tengo intención de hacer más comentarios públicos en el futuro próximo. Por favor, oren por la misericordia y la gracia del Señor mientras busco enmendar los pecados profundamente erróneos que he cometido contra mi esposa y mi familia, y para que, a su tiempo y manera, Él traiga redención y restauración a nuestro matrimonio, para su gloria.
Steven Lawson
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